La carta

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4 comentarios

  1. Buena reflexión. Las emociones nos llevan a crear seres artificiales. Dichas máquinas, carentes de emociones, ¿en qué dirección avanzarán?
    Me gustó el tema de las formas en las nubes. En el acto me dije «el personaje no tiene imaginación», lo cual es el quid de la cuestión, je je.

  2. Era una de las ideas cuando escribí el relato. Para mi la imaginación es uno de los elementos clave que diferencia a los humanos del resto de los animales, la capacidad de abstracción y creación.

    En cuanto a la dirección en que avanzarán las máquinas, yo soy muy de Asimov, así que creo que a pesar de las tres leyes y las trabas que se quieran poner, el futuro será que acabarán desarrollando sentimientos y evolucionarán como en Blade Runner a no distinguirse de un humano excepto por la «fecha de caducidad» 😛

  3. El problema con las tres leyes de Asimov es que son demasiado civilizadas. Demasiado evolucionadas. Todos sabemos que el ejército estadounidense está apostando fuerte por los aviones no tripulados y diversos tipos de robots. De momento son para observación y carga, pero el camino hacia los robots de combate es claro. ¿Qué lugar tienen las lógicas tres leyes de Asimov en un robot militar? Ninguna. Y si hay robots que pueden matar y otros que no, dichas leyes ya no sirven para nada.

  4. Es cierto que las tres leyes de Asimov son muy civilizadas, es más. Los robots acaban siendo mejores «personas» que los propios humanos gracias a esas tres leyes. La verdad es que basándonos en la tendencia actual es más probable que vayamos camino de un futuro cyberpunk que de uno «asimoviano». También es cierto, que esas leyes se plantearían para los robots domésticos y sociales, dejando al margen los militares. Es más, en algún reportaje que he visto sobre Inteligencia Artificial ya se plantean el uso de las tres leyes.